La doctrina del futuro
Hay tres
grandes divisiones del tiempo: el pasado, el presente y el
futuro.
El pasado
ya pasó. El presente es nuestro tiempo de oportunidad. El futuro se esconde de
nuestra vista detrás de un velo, a menos que Dios considere conveniente quitarlo
y darnos una visión del futuro. Estos capítulos tratan sobre algunas cosas del
futuro que Dios nos ha revelado.
Al
estudiar la doctrina del futuro en la Biblia, recordemos que Dios no nos reveló
todas las cosas en su palabra; él nos reveló algunas cosas en parte y nos mostró
otras claramente. Por tanto, obtenemos un mayor provecho de nuestro estudio
cuando reconocemos que no sabemos mucho y que, como discípulos humildes y
estudiantes diligentes, recibimos por fe lo que Dios quiere revelarnos. Cuanto
más escudriñamos su palabra, tanto más aprendemos.
Al
nosotros ver las riquezas insondables y la gloria venidera que Dios nos ha
revelado debemos conmovernos a adorarlo por su grandeza y amor. Aunque nosotros
somos indignos y viles, él nos preparó un futuro glorioso si le servimos de
corazón.
Capítulo 56
La segunda venida de Cristo
“¡Aquí viene
el esposo; salid a recibirle!” (Mateo 25.6).
Un día
los discípulos del Señor se encontraban en el Monte de los Olivos. Jesús acababa
de ascender a la gloria, y los discípulos estaban allí “con los ojos puestos en
el cielo” (Hechos 1.10). Luego oyeron una voz. A su lado estaban dos hombres con
vestiduras blancas, diciéndoles: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de
vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos
1.11).
Entonces
ellos recordaron que Jesús les había mandado a quedarse en Jerusalén hasta que
recibieran poder de lo alto. Los discípulos se dirigieron inmediatamente a la
ciudad. Allí continuaron en oración y acción de gracias hasta que todos fueron
llenos del Espíritu Santo. Desde aquel día todos los cristianos verdaderos han
estado esperando la segunda venida de nuestro Señor
Jesucristo.
La promesa de su venida
1.
Cristo nos ha prometido que
él vendrá otra vez
“Si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo” (Juan
14.3). Él se refirió muchas veces a la realidad de su segunda venida en las
instrucciones dadas a sus discípulos (Mateo 25; Lucas
19.12–27).
2.
Los dos hombres con
vestiduras blancas dijeron que él volvería
Lea
Hechos 1.9–11. Sin duda ellos eran mensajeros celestiales que Dios envió en
aquella ocasión para darles a los discípulos este mensaje tan
alentador.
3.
Los apóstoles anunciaron su
venida
Pablo (1
Tesalonicenses 4.14–18), Pedro (2 Pedro 3), Juan (1 Juan 3.2) y también muchos
otros esperaban con toda confianza la segunda venida de Cristo. Uno de los temas
más sobresalientes en todas las epístolas es la segunda venida de
Cristo.
Las señales antes de su venida
No
sabemos cuándo vendrá nuestro Señor. Él mismo nos dice en su palabra que sólo el
Padre lo sabe. Muchos hombres han fijado fechas con relación a su venida. Pero
al pasar estas fechas sin que Cristo venga estos hombres han sido hallados
falsos profetas. Sin embargo, la Biblia no deja de dar instrucciones con
relación a las señales antes de su venida. Nosotros notamos por medio de las
señales que se ven en el mundo de hoy que la venida del Señor no tardará mucho
(Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; 1 Timoteo 4.1–3; 2 Timoteo 3.1–5). Notemos
algunas de estas señales:
1.
La gente estará muy absorta
en las cosas de este mundo
“Mas como
en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los
días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que
vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del
Hombre” (Mateo 24.37–39). La gente estará tan absorta en las cosas del mundo que
no se dará cuenta ni del profeta ni de la profecía, sino que se lanzará en su
carrera loca por riquezas, fama, placer y poder cuando de repente la voz de Dios
se oirá y toda oportunidad de arrepentirse y reconciliarse con él se habrá
terminado. “El Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo
24.44).
2.
El evangelio será predicado
en todo el mundo
“Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.14).
3.
Habrá grandes
acontecimientos
Cristo
habla de hambres, pestes, guerras y otras cosas más que acontecerán antes de su
venida (Mateo 24). Ya estas cosas están aconteciendo en todo el mundo. ¡La
venida del Señor está cerca!
4.
Muchos apostatarán de la
fe
“No
vendrá [el Señor] sin que antes venga la apostasía” (2 Tesalonicenses 2.3).
¿Acaso hay alguien que dude que ese día haya llegado? Hoy se predica y se
practica en las iglesias acerca de las mismas cosas que antes rechazaban todos
los cristianos verdaderos. Muchas iglesias son llevadas por esta ola de
incredulidad y el ateísmo aumenta. Sabemos que estamos acercándonos a las
condiciones de las cuales nos advirtió Jesús: “Pero cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18.8).
¿Qué
diremos acerca de todas estas cosas? Vemos ya muchas de las señales de la venida
del Señor, pero no sabemos el tiempo exacto de su venida. Por eso debemos estar
seguros que estamos listos esperando al Señor. Debemos trabajar con diligencia
para lograr que otros también estén listos para su venida. Pidámosle a Dios que
nos dé sabiduría para que no caigamos en los lazos del diablo.
La manera en que vendrá
No
sabemos todos los detalles sobre la segunda venida de Cristo, pero la Biblia nos
dice lo suficiente de manera que podemos sacar provecho al meditar en
ello.
1.
“Viene con las nubes, y todo
ojo le verá” (Apocalipsis 1.7)
Jesús
dice que vendrá “sobre las nubes del cielo” (Mateo 24.30). Los dos hombres con
vestiduras blancas (Hechos 1.9–11) dieron a entender lo mismo.
2.
Vendrá acompañado de sus
santos y los ángeles
Cristo
mismo dice que vendrá en su gloria “y todos los santos ángeles con él” (Mateo
25.31). En cuanto a los santos, Pablo dice: “También traerá Dios con Jesús a los
que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con
voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4.14–16). La conclusión lógica es
que en la segunda venida de Cristo, él traerá consigo a los espíritus de los
santos que habían muerto. Cristo levantará de la tumba a sus cuerpos y por medio
de su poder ellos vivirán eternamente en cuerpos espirituales (1 Corintios
15.44). Los justos que vivamos cuando él venga “seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor” (1 Tesalonicenses 4.17).
3.
Vendrá “con poder y gran
gloria” (Mateo 24.30)
En su
primera venida Cristo vino como niño. Él dependió del cuidado de sus padres
terrenales. Pero en su segunda venida él vendrá como Rey de reyes y Señor de
señores, vestido de poder y majestad, y como Juez de todo el
mundo.
El propósito de su venida
1.
Vendrá para llevarse a los
suyos
La noche
en que Cristo fue traicionado, él consoló a sus discípulos diciéndoles: “Voy,
pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré
otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también
estéis” (Juan 14.2–3). Pablo nos da una descripción algo detallada de qué
acontecerá cuando el Señor venga (1 Tesalonicenses 4.14–17). La última frase de
este pasaje, “y así estaremos siempre con el Señor”, destaca el hecho de que
cuando Cristo venga será para buscar a los suyos. En ese tiempo los justos serán
recompensados por su fiel servicio al maestro.
2.
Vendrá para juzgar al
mundo
Pablo
dice que cuando Cristo se manifieste desde el cielo será “en llama de fuego,
para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1.7–10). Las escrituras enseñan
claramente que habrá un juicio. Esto se hace de una forma tan clara como mismo
se enseña la certeza de la venida de Cristo (Mateo 25.31–46; Romanos 14.10; 2
Corintios 5.10).
3.
Vendrá para
reinar
Sabemos
que Jesús tiene autoridad como rey ahora y que reina en el tiempo presente en
los corazones de aquellos que se rinden a él. Cuando Pilato le preguntó a Jesús:
“¿Luego, eres tú rey?” (Juan 18.37), Jesús le respondió: “Tú dices”, que quiere
decir: “Sí, lo soy”. Jesús también dijo esto en cuanto al reino de Dios: “El
reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17.21).
Pero
existe otra fase del reino de Cristo que todavía está en el futuro. En las
parábolas de los talentos (Mateo 25.14–30) y de las minas (Lucas 19.12–27)
Cristo se representa a sí mismo como un hombre noble que viaja a un país lejano
para recibir un reino. Estas mismas parábolas aclaran que el reinado literal de
Cristo, en el cual él personalmente toma el mando de su pueblo, será algo que
pertenece al futuro. Juan escuchó acerca de esta futura fase del reino de Cristo
cuando el ángel del Señor le trajo el mensaje inspirador que el pueblo de Dios
reinará “por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22.5).
La falta de entendimiento
1.
La falta de entendimiento del
hombre no cambia la verdad de la Biblia
Dios no
nos ha especificado todos los detalles de cómo será la venida de Cristo. Por eso
existe una variedad de opinión en cuanto a los mismos. Pero la verdad de la
Biblia sigue siendo la misma. La palabra de Dios es la misma, eternamente veraz,
no importa cuáles sean las opiniones del hombre acerca de
ella.
2.
Nuestra falta de
entendimiento debe impulsarnos a un estudio más constante y profundo de la
palabra de Dios
Resulta
que no es una desventaja, sino una ventaja, que no siempre podemos entender
plenamente todo lo que está escrito en la Biblia. La palabra de Dios es tan
profunda que el hombre finito puede estudiarla toda la vida y hallarla cada vez
más rica y de mayor inspiración mientras más la lea. Algunos de nosotros podemos
pensar que hemos profundizado bastante nuestro entendimiento de la palabra de
Dios. Sin embargo, nunca llegaremos al fin pues siempre nos quedan verdades por
descubrir. Cada vez que leemos una porción de las escrituras que es difícil de
comprender nosotros debemos orar con más fervor para que Dios nos dé sabiduría y
también debemos animarnos para estudiar con más diligencia. La palabra de Dios
nos será más clara y más dulce a medida que la estudiemos más. Debemos estudiar
la Biblia entera.
3.
Es más importante estar
preparados para la venida de Cristo que saber todos los detalles de su
venida
La
instrucción principal de nuestro Salvador con relación a las señales de su
venida fue: “Estad preparados” (Lucas 12.40). Una persona puede dedicarse a
estudiar durante toda su vida acerca de todos los detalles de la venida de
Cristo. Sin embargo, cuando al fin Cristo se aparezca en las nubes tal persona
puede encontrarse como las vírgenes insensatas, sin haber sacado ningún provecho
de todos sus estudios. ¡Preparémonos a tiempo! Examinémonos a la luz de la
palabra de Dios a fin de que estemos preparados para este gran evento. Luego,
dediquemos nuestras vidas a traer el mensaje de salvación a los que no conocen
al Señor. Así ellos también estarán preparados para la venida de
Cristo.
El efecto que la esperanza de su venida tiene en el
creyente
1.
“Y todo aquel que tiene esta
esperanza en él, se purifica a sí mismo” (1 Juan 3.3)
Para el
cristiano, la esperanza de la venida de Cristo es más que un tema de la
teología; es un elemento práctico en su vida. Uno que espera la venida de Cristo
vive con una actitud de sobriedad. Y cuanto más tal persona espere la venida de
Cristo, tanto más fuerte será su deseo de estar preparado para recibirle cuando
él venga. “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad
con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro
3.14).
2.
“Mirad, velad y orad; porque
no sabéis cuándo será el tiempo” (Marcos 13.33)
“Pero
sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de
venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa” (Lucas 12.39). La
esperanza nos hace velar pues nos impulsa a querer “ser hallados por él sin
mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3.14). (Lea también Lucas 21.34–36;
Santiago 5.8.)
3.
“Me es necesario hacer las
obras del que me envió, entre tanto que el día dura” (Juan
9.4)
La razón:
“La noche viene, cuando nadie puede trabajar”. Ya que estamos ahora mismo al
borde de la eternidad, listos para partir en cualquier momento, usemos bien
nuestra oportunidad para servir a Dios mientras dure el día.
4.
“Por tanto, alentaos los unos
a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4.18)
¿Por qué?
Porque se aproxima la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo. (Lea
Hebreos 10.25; 1 Tesalonicenses 4.14–18; Tito 2.11–14; 2 Timoteo 4.6–8.) Ya que
anhelamos este glorioso evento debemos seguir teniendo esperanza, gozo y
fidelidad. Debemos seguir alabando y glorificando a Dios por las riquezas que
nos esperan en el cielo.
Fuente: elcristianismoprimitivo (PUNTO) com/doct56 (PUNTO) htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario