Capítulo 53
La pureza
“Consérvate 
puro” (1 Timoteo 5.22).
“Sé ejemplo de 
los creyentes en (...) pureza” (1 Timoteo 4.12).
Nuestro 
Señor Jesucristo es nuestro ejemplo perfecto de la pureza. Fue tentado en todo 
como nosotros, “pero sin pecado” (Hebreos 4.15).
Nosotros 
no podemos alcanzar la pureza perfecta por medio de nuestro propio esfuerzo. 
Pablo señaló la debilidad de los esfuerzos humanos cuando dijo: “Porque 
ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han 
sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10.3). Cualquiera de nosotros que haya 
procurado alcanzar la pureza por medio de su propia fuerza debe arrepentirse y 
pedirle a Dios que él le purifique mediante su poder. Jesús “se dio a sí mismo 
por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo 
propio, celoso de buenas obras” (Tito 2.14). “La sangre de Jesucristo (...) nos 
limpia de todo pecado” (1 Juan 1.7). Es posible que el más débil de nosotros 
ande en sendas de verdadera pureza si se rinde a Dios y deja que él haga el 
milagro de gracia en su corazón. Esto es la pureza según Dios.
El alcance de la pureza
1.                 
Alcanza la mente y el 
carácter
Pensemos 
en los antiguos relojes de arena. Cuando la parte de arriba esté llena de arena, 
empieza a fluir hacia abajo y pronto toda la arena se encuentra en la parte de 
abajo. Así también sucede con la mente y el carácter. Mantenga la parte de 
arriba (la mente) llena de pensamientos puros, y éstos fluirán al carácter. Por 
otro lado, deje que su mente albergue pensamientos malos y motivos impuros, y no 
tardará mucho tiempo para que su lengua y su vida den a conocer la suciedad que 
se alberga en su mente. Recuerde también que aun el pensamiento malo es 
pecado.
2.                 
Alcanza el 
hablar
“Sea 
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal” (Colosenses 4.6). “La 
palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos 
unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al 
Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3.16). “Ni 
palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes 
bien acciones de gracias” (Efesios 5.4). Aquí hay varias cosas más que no 
pertenecen al vocabulario de los que quieren ser puros: palabras ociosas, 
vulgaridades, profanidad y chismes. Dos cosas son esenciales para que uno 
elimine estas cosas de su vocabulario: (1) un corazón transformado por Dios, 
“porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6.45); (2) un 
esfuerzo constante en oración para vencer los malos hábitos.
3.                 
Alcanza el compañerismo
Usted 
mismo tiene que vivir una vida pura para que sea digno de ser compañero de la 
gente pura y para que usted sepa escoger compañeros puros. Guárdese de 
compañeros de carácter dudoso. “Las malas conversaciones corrompen las buenas 
costumbres” (1 Corintios 15.33). A usted no le conviene asociarse con gente 
impía (Proverbios 13.20).
4.                 
Alcanza las relaciones 
sociales
La Biblia 
condena la impureza social. Existen cosas en las cuales algunas personas no ven 
nada de malo, pero son las mismas cosas que les hacen caer en pecado. Si usted 
quiere mantenerse puro, no tenga nada que ver con estas cosas: amistades íntimas 
con personas del sexo opuesto, noviazgos en horas avanzadas de la noche o en 
lugares solitarios, novelas románticas, conversaciones impuras y chistes 
vulgares, cines, teatros, circos, y otros lugares de perversión y 
entretenimiento mundano. Estas cosas incitan las malas pasiones y arruinan la 
vida de miles de personas. El joven que nunca toma el primer trago jamás llegará 
a ser un borracho; asimismo, la persona que no se deja atrapar por la impureza 
nunca será una persona depravada y pervertida.
5.                 
Alcanza la conciencia
La 
conciencia es el guarda que Dios ha puesto dentro de nosotros para recordarnos 
lo que es el bien y el mal. Mantenga usted siempre una conciencia pura y 
sensible. Enséñela a escuchar la palabra de Dios y nunca desatienda sus 
advertencias. Si su conciencia está dirigida por Dios y obedece a Dios, usted 
tiene una conciencia pura. (Lea Hechos 24.16; 1 Timoteo 1.5–6; Hebreos 9.14; 1 
Pedro 3.16, 21.)
6.                 
Alcanza la 
religión
Santiago 
1.27 define la religión pura: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el 
Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y 
guardarse sin mancha del mundo.” Usted nunca debe sentirse satisfecho con nada 
que no sea la religión pura de Jesucristo, sin adulteración y sin las manchas 
del mundo.
Cómo conservarse puro
1.                 
Arrepiéntase de cualquier impureza en su 
vida
Si ha 
caído en la impureza no debe quedar allí. Dios nos ama, y nos perdona si nos 
arrepentimos. Si hemos caído en la impureza, él nos puede limpiar y nos puede 
dar una vida nueva (1 Corintios 6.11). Sólo tenemos que acudir a Dios en fe, 
arrepentirnos de nuestra impureza, confesar nuestros pecados y vivir una vida 
nueva por medio de la gracia de Dios (1 Juan 1.9).
Tal vez 
usted está viviendo con algunas secuelas de la impureza de su vida pasada. Dios 
quiere darle paz y descanso. Es cierto que todos tenemos que cosechar lo que 
sembramos, pero aun en eso Dios nos ayuda. Si usted está luchando con algunas 
secuelas de la impureza, busque primeramente a Dios y luego a algún cristiano 
maduro que pueda ayudarle a encontrar plena victoria.
2.                 
Viva en la pureza
Practique 
la pureza en su vida personal diaria por medio de lo que usted piensa y dice, 
por medio de las relaciones sociales que tiene, por medio de la vida hogareña 
que lleva, por medio de su religión. Usted es la “Biblia” que leen sus vecinos. 
(Lea Mateo 5.14–16; 1 Timoteo 4.12; 1 Pedro 2.11–12.)
3.                 
Lea literatura sana
La 
literatura que usted lee debe promover la pureza, la justicia y la santidad 
verdadera. El mundo promueve su literatura perversa. ¡Cuánto más los cristianos 
debemos promover la literatura que contribuye al crecimiento del carácter 
cristiano! (1 Timoteo 4.13).
4.                 
No vaya a los lugares de 
ociosidad
En los 
lugares de ociosidad en la comunidad muchos jóvenes reciben sus primeras dosis 
del veneno de la impureza. La costumbre casi universal de ir al pueblo o a un 
lugar de ociosidad de la comunidad los viernes y sábados en la noche es una 
fuente de vicios y toda forma de impureza. Manténgase alejado de tales lugares 
(Salmo 1).
5.                 
Mantenga la mente ocupada en cosas que 
edifican
El diablo 
obtiene sus cosechas más abundantes del cerebro ocioso y pecaminoso de las 
personas impuras. Pero si usted siempre mantiene la mente ocupada en cosas puras 
no sólo tendrá un antídoto fuerte contra la impureza, sino también promoverá la 
pureza en la vida de otros que le rodean. A niños y jóvenes se les debe enseñar 
a leer la Biblia y cualquier otra literatura sana, a trabajar y a hacer otras 
cosas que aporten algo útil y noble a la mente y al carácter.
“Por lo demás, 
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo 
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si 
algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4.8).
Fuente: elcristianismoprimitivo (PUNTO) com/doct53 (PUNTO) htm
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