La vida cristiana
¿Qué es 
lo más importante en la vida? La Biblia nos dice que temer a Dios y guardar sus 
mandamientos “es el todo del hombre” (Eclesiastés 12.13). En esta sección 
abordamos cinco deberes importantes para los cristianos: (1) servir con 
fidelidad, (2) orar sin cesar, (3) obedecer de todo corazón, (4) negarnos a 
nosotros mismos y (5) adorar a Dios.
El mundo 
entero está bajo el maligno, mientras que el cristiano anda por otro camino. El 
hijo de Dios reconoce la Biblia como su norma de vida, pero los que piensan 
según el mundo se sienten restringidos por tal enseñanza. A ellos les parece un 
obstáculo cumplir con lo que dice la Biblia. El cristiano no piensa así. Más 
bien, él se regocija que puede servir a Dios de todo corazón y de la forma que 
Dios se lo ha mandado por medio de su palabra.
Capítulo 44
El servicio cristiano
“Así que, 
hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor 
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 
15.58).
La vida 
cristiana es una vida de servicio activo. Esto es contrario al deseo de la 
mayoría de las personas, quienes parecen preferir una vida de descanso, lujo y 
ociosidad. A estas personas les gusta una vida llena de muchos placeres para 
satisfacer los apetitos del cuerpo, mente y alma.
Pero es 
imposible que no seamos siervos, pues somos siervos de Dios o del diablo. En 
todo lo que hacemos nos conformamos a la voluntad del uno o del 
otro.
Tenemos 
varios ejemplos en la Biblia de los que sirvieron fielmente a Dios. Dios le 
mandó a Adán que labrara y guardara el huerto (Génesis 2.15). Cristo “anduvo 
haciendo bienes” (Hechos 10.38). Los apóstoles siguieron las pisadas de su Señor 
y Maestro hasta que murieron. La vida cristiana es una vida que abunda en buenas 
obras y que es consagrada al fiel servicio de Cristo.
Sin 
embargo, no hay virtud en sólo estar ocupado. Satanás siempre está muy ocupado. 
En lo que estamos ocupados y el modo en que lo hacemos son factores que 
determinan el valor de nuestros esfuerzos. Los esfuerzos pueden ser 
constructivos o destructivos, dependiendo de lo que se hace.
El 
servicio no siempre incluye actividad física. El vigilante que no hace más que 
sentarse para mirar y avisar también presta tanto servicio a su patrón como el 
obrero que trabaja largas horas. La prueba verdadera del servicio es la 
obediencia. Pablo dice:
“¿No sabéis 
que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de 
aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para 
justicia?” (Romanos 6.16).
Los 
cristianos somos siervos. El tipo de servicio que hacemos lo determina aquel a 
quien rendimos obediencia. Cualquiera, pues, que es obediente a Jesucristo es el 
siervo de Cristo.
Puntos esenciales en cómo servir a Dios
La 
pregunta importante concerniente a nuestro servicio es: ¿Le agrada a Dios lo que 
estoy haciendo? El mandamiento es: “Procura con diligencia presentarte a Dios 
aprobado” (2 Timoteo 2.15). Buscamos agradar a Dios y no al hombre, ni al mundo, 
ni a los sentimientos personales. A continuación presentamos algunos puntos 
esenciales de cómo servir a Dios:
1.                 
El amor
Fue el 
amor de Dios hacia los hombres que lo impulsó a dar a su Hijo unigénito por 
nosotros; el amor de Cristo por nosotros fue lo que lo constriñó a dar su vida. 
“El amor no busca lo suyo” (1 Corintios 13.5). El amor siempre da, siempre 
sirve. “El amor de Cristo nos constriñe”, dijo Pablo al escribir acerca de sus 
esfuerzos en promover la causa de Cristo. Cuánto más grande sea nuestro amor por 
Dios, tanto más eficaz será nuestro servicio en su nombre. Resulta muy lógico 
que Cristo dijera que el amor hacia Dios es el mayor de todos los mandamientos y 
que el amor hacia los hombres es semejante.
2.                 
La vida espiritual
“Nunca os 
conocí” será la respuesta de Cristo a aquellos que vendrán delante de él en el 
juicio de Dios al jactarse de sus muchos milagros. “Si alguno no tiene el 
Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8.9). “Sed llenos del Espíritu” 
(Efesios 5.18). Se requiere una experiencia verdadera de salvación, una llenura 
interior del Espíritu Santo y una vida escondida con Cristo en Dios para poder 
servirle.
3.                 
La obediencia
“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 
15.22). La Biblia en todas partes nos manda a obedecer y condena la 
desobediencia a Dios. Aquellos que piensan que sirven a Dios y al mismo tiempo 
no obedecen sus mandamientos están engañados. “Sed hacedores de la palabra, y no 
tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 
1.22).
4.                 
La consagración
“Así que, 
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros 
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto 
racional” (Romanos 12.1). Es realmente racional que nos consagremos a Cristo, 
porque él se dio a sí mismo por nosotros. El servicio cristiano nace de tal 
consagración.
5.                 
Cuidar de los 
necesitados
Lea Mateo 
25.31–46. La mayoría de las grandes obras son de menos importancia que cuidar a 
los necesitados. “A Jehová presta el que da al pobre” (Proverbios 
19.17).
6.                 
El trabajo
En la 
parábola de los talentos el siervo que escondió su talento (dinero) y rehusó 
hacer algo para su señor no sólo perdió su recompensa, sino que fue echado a las 
tinieblas de afuera. El diablo se pone contento cuando los que profesan el 
cristianismo no se esfuerzan en nada por Cristo. La Biblia dice que debemos 
procurar ser un “obrero que no tiene de qué avergonzarse” (2 Timoteo 2.15). El 
pueblo de Dios en la tierra se describe como “un pueblo propio, celoso de buenas 
obras” (Tito 2.14). El siervo fiel está dispuesto a hacer cualquier tarea que su 
Señor le pida.
7.                 
La oración y el ayuno
“¿Por qué 
nosotros no pudimos echarle fuera?” preguntaron los discípulos a Cristo cuando 
vieron que él echaba fuera demonios que ellos no pudieron expulsar. La respuesta 
de Cristo nunca debe olvidarse: “Este género con nada puede salir, sino con 
oración y ayuno” (Marcos 9.29). Una oración de labios no vale nada, pero la 
oración sincera y ferviente de un corazón sincero recibe respuesta de Dios. El 
ayuno nos ayuda a orar eficazmente. El cristiano que no ora tendrá muy poco 
éxito en su servicio.
Campos de servicio
El 
servicio cristiano abarca la vida entera. El mismo incluye más que meramente 
cumplir algún ministerio en la iglesia. Algunas personas se ponen muy contentas 
cuando la gente les felicita por algún ministerio que tienen. Pero muchas veces 
al analizar su vida nos damos cuenta que la misma es una persona mundana. A 
tales personas se les pudiera llamar “cristianos profesionales” porque ejecutan 
sus deberes religiosos igual que el abogado trabaja para su cliente. Pero el 
modelo bíblico no nos enseña de esa manera (Romanos 6.13; Lucas 18.10–14). El 
verdadero siervo de Dios le sirve dondequiera que vaya y mientras 
viva.
1.                 
En el hogar
Aquí está 
la prueba de fuego del servicio cristiano. Hay hombres que oran con mucha 
elocuencia en público, pero los mismos casi ni oran en su propia casa. Todo 
padre cristiano debe orar mucho en su casa como lo hizo Cornelio (Hechos 10.2, 
30). He aquí algunas cosas que los padres deben practicar en su hogar: El culto 
familiar diario; la plática que contribuye al bienestar espiritual del alma; un 
esfuerzo fiel y constante por criar a todos los hijos “en disciplina y 
amonestación del Señor” (Efesios 6.4); la hospitalidad cristiana que hace que el 
hogar sea una bendición a todos los que entran en él.
2.                 
En el círculo 
social
¿Se 
incluye esto en las esferas del servicio cristiano? Claro que sí; aunque parece 
que muchos piensan que la religión no tiene nada que ver con la sociedad. Lo que 
aparece en 1 Corintios 10.31 se aplica en la vida social: “Si, pues, coméis o 
bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. Alabamos al 
Señor cada vez que vemos a un grupo de jóvenes que estudian la Biblia en casa y 
que pueden hablar de las escrituras con mucha facilidad con sus amigos. ¿Quién 
puede decir que no podemos gozarnos cantando, orando, hablando con prudencia o 
debatiendo acerca de las cosas que edifican? Nuestros jóvenes pueden rendir un 
servicio muy eficaz al enseñarles a sus compañeros a servir en una manera pura, 
noble y valiosa. También debemos servir a nuestros vecinos en sus necesidades. Y 
al viajar en el transporte público debemos hacer lo que podamos por complacer a 
los demás pasajeros. Aun en esto podemos servir a Cristo. “Así que, según 
tengamos oportunidad, hagamos bien a todos.”
3.                 
En los 
negocios
¿Acaso 
habrá algo en la actualidad que traiga más reproche a la causa de Cristo que el 
engaño en los negocios por parte de los que dicen que son cristianos? Si la 
corrupción y el fraude promueven la maldad, ¿por qué no valernos de la 
honestidad en los negocios para promover el bien? Supongamos que todo el pueblo 
cristiano que tuviera negocios buscara primeramente el reino de Dios y su 
justicia, practicara la regla de oro a diario, diera “medida buena, apretada, 
remecida y rebosando” (Lucas 6.38), hiciera una norma invariable de “en cuanto a 
honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12.10), hiciera todo para la 
gloria de Dios, nunca se uniera en yugo desigual con los incrédulos y estimara 
como un gran privilegio estar en todo tiempo en los negocios de nuestro Padre. 
¿Cuál supone usted que sería el efecto en la vida del negociante mismo, en la 
vida de su familia, en la vida de sus prójimos y en la de sus socios? Los 
cristianos que son dueños de negocios deben darse cuenta que su negocio les 
aporta una gran oportunidad para servir a Dios.
4.                 
En la obra de la 
iglesia
Aquí es 
donde los hermanos deben unir sus esfuerzos para servir al Señor. Todos somos 
iguales, seamos padres, hermanos, hijos, pastores, maestros, agricultores, 
mecánicos, comerciantes, profesionales, débiles, fuertes, ricos o pobres. 
Debemos unir nuestras fuerzas para ganar a los perdidos, para fortalecernos el 
uno al otro en la fe, para recibir el estímulo necesario y para recibir una 
visión espiritual. Juntos nos preparamos para hacer frente a las pruebas, 
tentaciones y luchas. Juntos cantamos alabanzas al Señor, de quien proceden 
todas las bendiciones, y unimos nuestros corazones y nuestras manos en el 
esfuerzo común de hacer lo que Cristo quiere que hagamos como cuerpo 
suyo.
Preceptos para obreros
Viendo lo 
que nos dice 2 Timoteo 2.15, todos debiéramos tener el deseo de rendir un 
servicio agradable a Dios y decir: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Aquí, en 
parte, está la respuesta de Dios:
·        “Reconócelo en todos tus caminos” (Proverbios 
3.6).
·        “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean 
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” 
(Mateo 5.16).
·        “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” 
(Marcos 16.15).
·        “Escudriñad las Escrituras” (Juan 5.39).
·        “Aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 
12.9).
·        “Constantes en la oración” (Romanos 12.12).
·        “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” 
(Romanos 12.2l).
·        “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros” (Romanos 
13.8).
·        “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para 
la gloria de Dios” (1 Corintios 10.31).
·        “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 
6.14).
·        “El que se gloría, gloríese en el Señor” (2 Corintios 
10.17).
·        “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley 
de Cristo” (Gálatas 6.2).
·        “Cada uno someta a prueba su propia obra” (Gálatas 
6.4).
·        “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a 
otros” (Efesios 4.32).
·        “No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino 
más bien reprendedlas” (Efesios 5.11).
·        “Haced todo sin murmuraciones y contiendas” (Filipenses 
2.14).
·        “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y 
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría” (Colosenses 
3.16).
·        “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor” 
(Colosenses 3.23).
·        “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 
5.21).
·        “Sé ejemplo de los creyentes” (1 Timoteo 4.12).
·        “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello” (1 
Timoteo 4.16).
·        “Consérvate puro” (1 Timoteo 5.22).
·        “Tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 
2.1).
·        “Conservaos en el amor de Dios” (Judas 21).
Fuente: elcristianismoprimitivo (PUNTO) com/doct44 (PUNTO) htm
.png)
.png)
.png)
.png)
.png)
.png)
.png)
.png)
.png)

.png)
.png)
.png)

.png)

.png)




.png)
.png)
.png)
.png)
.png)






No hay comentarios:
Publicar un comentario